GORGONA

La Gorgona ama a Perseo,

Pero éste quiere cortarle la cabeza.

Su amor se hunde en su mirada dura,

Y ama sentir su corazón de piedra.

Ellos danzan en las arenas,

Perseo tiene los ojos azules,

Y ella sólo quiere mirarlo.

La Gorgona se lamenta y en su locura convierte en roca a Perseo.

Pero ella aún siente el latido de su macho endurecido,

Se descontrola,

Cae rendida ante su impávida figura,

Su cola se agita,

El sonido de sus hebras arroja cáusticos bálsamos.

Pero Perseo es ahora una vanidad,

La Gorgona repta y se entrelaza en la hierba,

En sus ojos de piedra se refleja su piel de hembra reptil.

Yace desde entonces fija en el horizonte junto a la estatua de Perseo,

Esperando que la maldición acabe y se rompa el maleficio,

Pero los dioses no perdonan,

Y su mirada sigue siendo dura.

Se sabe que eventualmente convierte a los navíos en islas solitarias.

A las olas en enormes roc

as,

Se sabe que se siente sola