domingo, febrero 27, 2011

MEDEA

Tengo los ojos obscurecidos con la sombra de tu ausencia,
Una guadaña se erige sobre el Gólgota de mis años,
Contenida por fuerzas naturales.

Me conduzco ciego entre mis propias ruinas de poeta,
Y soy yo quien te busca para degollarte con el filo de la poesía.

Extraña Medea,
Ya no puedes ver a través del cielo,
Porque tus ojos son cavidades negras sin fondo.

Atada a tus pesadillas de niña puta.
Aún hoy continúas huyendo sobre tus piernas de fuego.

Y me regocijo en la arrogancia de la noche,
Oh Medea, escapar es alargar el final predecible.

Vuelve ahora y atardece de dolor mis manos de asesino,
Inunda de sangre tus ojos huecos de angustia,
Sé cínica y miente complaciente,
Bebe de este vino añejado en tu ausencia,
Engáñanos a todos.

Sé la muerte que cobijará el sueño del poeta embriagado,
Sé la musa cruel,
Vino, alucinación, derrumbe y suicidio,
Sé porqué no, una amante miserable,
Calada de olor a burdel.

Medea la cínica,
Sentada en alguna parte,
Riendo y fingiendo ser quien no eres (ni serás),
Pues tu alevosía te condena,
Y al igual que un amor que agoniza,
Te seguirá a todas partes.