Miguel Ángel Vera De La Haza

 Hola abuelita, acá estoy para ti, al lado de tus hijos, que finalmente están juntos como lo pediste. Mis primeros recuerdos contigo fueron en Valdiviezo. El bus se acercaba por la av Nicolás Ayllón, después de haber pasado a través de la Lima de los años 80, el arco de la urbanización Valdiviezo nos esperaba frente al paradero Bandera azul y a una vieja textileria, el camino hacia tu casa era una línea recta, y los pasajes escondían botellas de cienfuegos y sonidos hondos y profundos. En tu casa habían unas tazas de colores y una jarra naranja dónde hervías agua. La cocina olía a kerosene como en las cocinas de todas las abuelitas y allí estabas al lado de la radio grande de la sala recibiéndonos. Recuerdo las fiestas donde sonaba tabaco y ron y el volkswagen rojo del abuelo era el barco donde navegaban tus nietos. A veces tu seriedad me asustaba un poco pero yo solo era un niño pequeño que le tenía miedo a los pavos de tu corral. Y así los años pasaron frente a nuestros ojos y ...

Cacahuateman lo hizo otra vez, solo que en esta ocasión no llevaba su teclado inalámbrico con el que podía apretar control Z y corregir sus errores. Ahora es un mar de dolor , se lamenta y llora como una magdalena por no tener su comando preferido a la mano.  Cacahuateman siente lo más bello del mundo en su corazón, por eso ha dejado de ver noticias, ya que se agobia y en un par de oportunidades ha querido intervenir en varios conflictos del medio oriente y en el este de Europa sin éxito alguno. La benzodiazepinas se han convertido en el pan de cada día, sus nervios están a flor de piel, su sistema nervioso central tiene música de fondo propia (Bohemian Rhapsody) y su circulo amical quedó reducido a las tortugas de su estanque. El trabajo, el tráfico, la quinta categoría son sus mayores enemigos, ya dejó las peleas de barrio, ahora reporta a las corporaciones, su ring es el  Indecopi, los fueros judiciales y de vez en cuando postea fotos de organizaciones con mucho rencor. Cac...

La Gorgona ama a Perseo, Pero éste quiere cortarle la cabeza. Su amor se hunde en su mirada dura, Y ama sentir su corazón de piedra. Ellos danzan en las arenas, Perseo tiene los ojos azules, Y ella sólo quiere mirarlo. La Gorgona se lamenta y en su locura convierte en roca a Perseo. Pero ella aún siente el latido de su macho endurecido, Se descontrola, Cae rendida ante su impávida figura, Su cola se agita, El sonido de sus hebras arroja cáusticos bálsamos. Pero Perseo es ahora una vanidad, La Gorgona repta y se entrelaza en la hierba, En sus ojos de piedra se refleja su piel de hembra reptil. Yace desde entonces fija en el horizonte junto a la estatua de Perseo, Esperando que la maldición acabe y se rompa el maleficio, Pero los dioses no perdonan, Y su mirada sigue siendo dura. Se sabe que eventualmente convierte a los navíos en islas solitarias. A las olas en enormes roc as, Se sabe que se siente sola