Mientras bebo un poco más,
algunos perros ladran endemoniados a las sombras esquivas de la noche,
la radio suena lenta y rigurosa por el blues,
y algo parecido a la muerte susurra en mi nuca.
Entonces mi vaso y yo continuamos en esta hermosa vorágine,
Que no importa demasiado.
Día a día sigo el paso en una actuación mortal por la ciudad de los muros.
Y mientras soy aplastado en los buses,
Pienso en el extremo del mundo,
En el humo de las fábricas,
En las mujeres,
En las bombas atómicas,
En los bares,
En mis hermanos,
En las mesas vacías.
La ciudad se va construyendo sobre un enorme cementerio de almas,
Nacen nuevas odas al concreto,
Autos y muertos se encaminan,
Uno detrás de otro,
Como una enorme fila de hormigas que atraviesan el cuerpo de un animal muerto,
Devorando pedazos de carne en su éxodo,
Mutilando al cadáver.
Entonces mi vaso y yo continuamos extinguiéndonos de alguna forma,
Y el mundo me considera más horrendo,
Más infiel,
Pobre de espíritu,
Enfermo, loco, infectado, cadáver,
Demasiado débil para golpear al infinito,
Definitivamente algo no funcionó de acuerdo a lo solicitado por los manicomios.
Encontrar la respuesta a la desesperación no es fácil,
Tal vez hoy beba un poco más.
AL ACER LA TARDE
Hace 16 años.
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