Cuando pienso en la forma de la muerte,
Comprendo que de algún modo yo también estoy muerto,
Entonces una mosca se posa en mi cabeza o en alguna parte de mi habitación,
Y el silencio que precede a ello es la ventana cerrada por donde trato de escapar.
A veces paso largo tiempo observando a las moscas,
Vuelan bajo,
Rápido,
Huyen de sí mismas y van hacia ellas mismas,
Entonces pienso que también de alguna manera mis amigos están muertos,
Que ellos y yo somos moscas,
Huyendo siempre de nuestros mortales enemigos,
Vomitándolo todo por doquier,
Protegiendo, devorando y anidando en nuestros muertos,
Cayendo deliberadamente en las trampas más dulces,
Sólo para dejar nuestros excrementos y darnos a la fuga.
Cuando observo a las moscas,
Pienso en los hombres solitarios que se encuentran en habitaciones solitarias bebiendo un tinto barato,
Abandonados por sus mujeres,
Despedidos,
Agotados por el tiempo,
Viajando a través de su mente,
Escuchando la música de sus estómagos hambrientos,
También ellos son moscas,
Merodeando a la muerte que no los toca,
Conteniéndose en la locura,
Respirando hondo,
Desconfiados del mundo.
Cuando veo pasar una mosca pienso en que algo ha estado muerto demasiado tiempo.
AL ACER LA TARDE
Hace 16 años.
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