Mi abuelo Alfredo
Mi abuelo era un hombre con muchas historias, que por supuesto no podré contar a detalle.
Alfredo Cesáreo De La Haza García, o el último de los mohicanos, quería vivir hasta los 100 años, pero estoy seguro que vivió 200 ó 250 años. Y a pesar de haber vivido tanto, mi abuelo fue un muchacho joven toda su vida.
Una vez mi abuelo y yo nos fuimos a beber unas cervezas a solas, yo le contaba mis hazañas e historias, trataba de impresionarlo, y él me escuchaba atento con una sonrisa que sólo un abuelo puede darle a un nieto sinvergüenza. Y es que abuelo, secretamente también quiero ser como tú, y navegar las aguas bravas, y celebrar con los muchachos, entre botellas, azares y noches, y embarcarme en todas tus aventuras, mientras nos adentramos en un océano sin retorno.
Abuelo a veces me siento frente al mar a conversar contigo en silencio. No sé en cuál de las orillas rompes o si estás mar adentro, y trato de encontrarte entre las olas, y el aire sopla más fuerte tu ausencia, y nos haces una falta sin fondo.
Y atravieso la ciudad entera cada día, pensando en las preocupaciones, en las cosas por hacer, perdido entre los semáforos y el humo de los autos, y el tiempo sigue pasando, pienso, ya es casi un año que te fuiste. ¿Dónde estás ahora abuelo? ¿Cómo estarás? Me dicen que has vuelto al mar, que estás entre amigos.
Entonces pienso en los recuerdos de mi madre, cuandollegabas de madrugada con regalos e historias, y pienso en tus hijos, todos muy niños, en mi abuela y en la alegría de esos años. A veces siento que yo también estuve allí compartiendo esos momentos.
Y los recuerdos me embargan de nostalgia, y te veo pasarcon tu Volkswagen rojo por Valdiviezo, y tú estás con tus gafas negras, sonriendo, y me embarga una tristeza indescriptible, y mis ojos se tornan rojos, pero yo no lloro abuelo, mientras tanto, aquí de este lado de la vida tratamos de seguir adelante para estar todos juntos, mientras los días pasan y ya no estás con nosotros.
Abuelo Alfredo, viejo lobo de mar, tuviste todo lo que un hombre hubiese soñado, una vida llena de aventuras, la complicidad de todos tus nietos, el amor de tus hijos, que pese a todo te extrañan como no tienes idea, y por supuesto tuviste a la mejor mujer del mundo, que te acompañó hasta el final, incluso cuando tu barco toco fondo. Abuelo nosotros también compraremos todos los boletos del mundo para que la abuelita siga siendo la reina del desfile, para que tu aventura no tenga fin, para que sigas navegando aun cuando el último marinero haya vuelto a casa.
Con mucho amor, tu nieto Miguel Ángel
Mayo del 2017