miércoles, mayo 25, 2016

A mí abuelo Alfredo De La Haza García fallecido un 23 de mayo de 2016, quien ahora navega en mares bravos



Abuelo tomaste mi mano por última vez aquella noche en tu habitación del hospital con enorme fuerza, mientras intentaba buscar las palabra que reflejaran lo más hondo de mí, pero otra vez no pude decir nada, porque cada vez hay menos dentro de mí. Abuelo ya no quiero estar lejos de ti. Abrázanos mientras la noche ruge como una ola que revienta la roca y afila el acero. Ya estás con los amigos de antes, en tus aventuras, en los puertos peligrosos de la vida, y tu alma libre como es, navega los mares más bravos. Y ahora en la tormenta no tienes miedo a enfrentar lo inesperado.

Abuelo recuerdo los años en Valdiviezo, yo era sólo un niño y te veía llegar en tu Volkswagen rojo modelo escarabajo, ese al que le echabas ron de quemar para navegar en el tráfico de Lima. 

Recuerdo tus gafas negras para que tus ojos estuvieran siempre en secreto. Yo empezaba a crecer y todavía no entendía la soledad que escogiste. 

Siempre quisiste llegar a los 100 años y ser fuerte como un siglo.  Y tu siglo se multiplicó con tus nietos, con los que bebías a escondidas, quienes siempre te perdonamos todo, porque eres uno de nosotros, y no había ninguna diferencia de edad ni de ideas, porque nunca hubo nada que perdonar.

Recuerdo las historias de mi madre, cuando siendo aún de madrugada llegabas a casa con regalos para todos, y todos tus hijos se levantaban para abrazarte felices para que no te vayas otra vez.

Pafleyo, como te llamábamos, aún puedo verte haciendo renegar a mamá Angélica cuando querías ponerte tu corbatita michi y tus guantes, oh abuelo, tuviste a la mujer con el corazón más noble, a la chica más bonita, y a pesar de todas las cosas yo vi como aún en tu lecho ella con todo el amor del mundo rozaba tu frente para recuperarte y resistir juntos a la muerte. 

Abuelo hoy los puertos de la vida celebran tu regreso, hay música y banquete, y el mar está calmo porque tuvo que pelear con el más bravo. 

Viejo hoy que te vemos partir hacia el horizonte en tu barco ¨El Delfín doce¨ con tu traje de oficial, fino y elegante como eres, esperamos tu regreso alguna madrugada con regalos e historias, y mamá Angélica te verá llegar, y como siempre estará más bonita, con su sonrisa dulce, y tus hijos otra vez pequeños te abrazarán  para no dejarte ir nunca más.